7 de febrero de 2008

Siempre hay un motivo para brindar

Fuente: El Barrio Periódico de Noticias, número 106 de enero de 2008
http://www.periodicoelbarrio.com.ar/

Como sucede ininterrumpidamente desde 2001, periodistas, promotores publicitarios y colaboradores en general se unieron en una cena para celebrar otro año de actividad editorial. Esta vez la cita fue en el restaurante Plaza del Carmen, ubicado en Cabildo y Crisólogo Larralde. El encuentro ratificó el compañerismo que guía al grupo.



El pasado 7 de diciembre se llevó a cabo, como ya es tradición, la cena de camaradería del periódico El Barrio en el restaurante y pizzería Plaza del Carmen, ubicado en la esquina de Cabildo y Crisólogo Larralde. El amplio local abrió sus puertas para recibir a una treintena de integrantes de la redacción, entre periodistas, vendedores de publicidad, colaboradores en general y amigos.
Unos pocos se perdieron en convite por distintos motivos. Nuestra directora comercial María Eugenia Surin sufrió una indisposición de último momento que la obligó a guardar reposo. Rodolfo Braceli no pudo asistir por compromisos paralelos, el colaborador Julián Amerise tuvo una lesión jugando al fútbol y al diagramador Eduardo Torramorell le surgió un inconveniente familiar de último momento. Los que asistieron pudieron disfrutar de la cordial atención del personal de la casa y de pizzas dignas de aplauso: mozzarella, jamón y morrones, napolitanas, fugazzeta y fainá fueron las variedades que desfilaron incesantemente por los platos. El primer piso sirvió de ámbito para organizar las mesas de manera tal que nadie quedara lejos de otro comensal y así poder charlar sin empacho.
Compañeros de lujo
La velada fue regada por gaseosas, cerveza, vino, agua mineral y, sobre el final, la tradicional sidra para el brindis. Entre los invitados especiales se destacaban Ricardo Bértola y Luis Alposta, quien se acercó para ratificar su incorporación a nuestras páginas. En efecto, el poeta e integrante de la Junta de Estudios Históricos de Villa Urquiza presenta desde esta edición su espacio denominado “Mosaicos Porteños”. Un aporte que celebramos por la calidad humana y profesional del autor, que brindará su mirada creativa sobre el tango, el lunfardo y otros temas, siempre desde su perspectiva de vecino de Villa Urquiza. A su lado se ubicó el dibujante Guillermo Guerrero, recientemente homenajeado con la colocación de una placa en el sitio de su nacimiento. Guerrero escuchó con atención a Gogo Safigueroa, ubicado frente a él. El responsable de la columna “Los berretines de Gogo” defendió a capa y espada las condiciones de actor intachable de Humphrey Bogart, pese a los reparos de Bértola.
A pocos platos de distancia el director Marcelo Benini charlaba con su hermano Néstor, colaborador del periódico hasta hace unos pocos meses, mientras aprovechaba para jugar con su sobrinita Camila, de apenas un año y recientemente bautizada. En un extremo de la mesa se ubicó Alejandro Bores, un buen amigo del periódico, hincha fanático de Huracán y, en una escala menor, seguidor del cronista Ignatius de Melk, quien faltó a la cita por motivos que desconocemos. En otra de las mesas Adrián Alauzis, reponsable del Parque de Diversiones, hablaba con el dibujante Ian De Biase sobre la historieta “Los amigos del Barrio”. Todos conversaban animadamente y los mozos no descuidaban los detalles.
Cuando llegaban con las bandejas repletas de porciones variadas, los comensales festejaban hasta con aplausos. Eduardo Criscuolo, responsable de la festejada sección “Esquina de la Memoria”, charlaba con Daniel Artola, subdirector del periódico, sobre temas varios. Entre ellos uno que los apasiona: la historia de la revista Sur. Claro que las conversaciones no sólo fueron intelectuales; hubo tiempo para la charla futbolera y las cargadas entre hinchas. El tema derivó en las declaraciones explosivas del presidente de River Plate, José María Aguilar, en El Barrio de noviembre. Sin duda alguna, se trató de uno de los hitos periodísticos de este medio a lo largo de su corta existencia.
Casi a la hora de los postres llegó Consuelo Marín, una de nuestras promotoras, que pese a su demora pudo disfrutar los manjares de Plaza del Carmen ya que los mozos dispusieron con velocidad un plato para ella. Javier Perpignan, redactor general, y su mujer Guadalupe Bulacio, recientemente incorporada al sector ventas, no salían de su asombro por los chimentos sobre el medio periodístico en general que circulaban por la mesa. Chimentos que quedan off de record, por supuesto. Completaron la mesa Sergio Calandra, más conocido como “El fiscal de las calles”, y Fernando Belvedere, editor de la página web de Parque Chas y flamante colaborador de este periódico.
A la hora del brindis, Marcelo Benini celebró el encuentro, el séptimo desde 2001, y agradeció a todos los presentes por el trabajo fecundo en beneficio de un proyecto editorial que ya se hizo carne en miles de lectores.Desde esta página queremos agradecer a los principales responsables de Plaza del Carmen, Hernán Decos y Diego Barrera, por la atención maravillosa que recibimos, sin olvidar a Alejandro y a todo el personal que participó en el servicio.

Un vecino que vuela alto

A continuación copio el artículo que mencionaba en el post anterior:


Fuente: El Barrio Periódico de Noticias, número 106 de enero de 2008

http://www.periodicoelbarrio.com.ar/

Por Luis Alposta
luisalposta@fibertel.com.ar

Una vez más nos reunimos para homenajear a Guillermo Guerrero, vecino ilustre de nuestro barrio y personalidad destacada de la cultura. El 1 de diciembre colocamos una placa frente al hogar del dibujante, en la vereda del Colegio Nuestra Señora del Carmen, que recuerda al creador de Lúpin.
Guillermo Guerrero entró al mundo por Villa Urquiza en tiempos de “La buena medida”, del cine El Tachito, de la peluquería de don Manuel, su padre, y del corso en la calle Bauness, la misma calle y la misma cuadra en la que se realizó el homenaje. Fue en el año en que se escribieron los tangos “Organito de la tarde”, “Buenos Aires” y “El bulín de la calle Ayacucho”. Para más datos, fue en Bauness 2624, el 26 de julio de 1923. Un día en el que nuestro amigo pegó su primer berrido mientras el dúo Gardel-Razzano hacía su debut en el Teatro Florida.
Signado por el tango, que aprendió a bailarlo; más porteño que el Obelisco y con una zurda diestra con el lápiz, nuestro amigo, que supo desde el vamos que había nacido para el dibujo, comenzó a volar precozmente para descubrir el color de las nubes y encontrarse con Lúpin, su alter ego. Ya en 1930 la revista Caras y Caretas, en uno de sus números, incluía un dibujo de dos biplanos en vuelo realizado por un niño de siete años llamado Guillermo Guerrero, a quien le gustaba construir aviones con maderas de viejos cajones.
Autodidacto por excelencia, a los catorce años comenzó a trabajar como ayudante del siempre recordado Lino Palacio, pasándole los Don Fulgencio a tinta y dibujando desde el vamos a la inolvidable Ramona. En 1940, después de haber leído Los Tres Mosqueteros, publicó su primera historieta en La Razón. Después de haber estado durante nueve años junto a Lino Palacio, el dibujante Toño Gallo lo recomendó para Rico Tipo, la revista de Divito, en la que llegó a desempeñarse como jefe de dibujantes y en la que trabajó durante veinticinco años.
Un viaje desde Mar del Plata en 1949, a bordo de un Douglas DC-3, y la posterior invitación de su compañero de tareas, Ernesto Blanes, a realizar un vuelo en un Piper PA-11, aviva su pasión por los aviones haciéndose socio del Aero Club Argentino hacia fines de 1954, iniciando en febrero del año siguiente el curso de Piloto Privado en el aeródromo de San Justo, bajo la tutela del instructor de vuelo César Horacio Germanó. A fines de ese mismo año recibe sus alas de piloto deportivo y continúa su actividad de vuelo hasta 1958, en aviones Piper J-3.
Su personaje Lúpin cobra vida en octubre de 1959, en las páginas de la revista Capicúa, cuyo propietario Adolfo Mazzone le solicitara a Guerrero por aquellos años la creación de un nuevo personaje, al que inmediatamente imaginó piloto y al que luego, por supuesto, habría que bautizar. Pensaron que el nombre podría ser el correspondiente a una de las partes que componen el avión o en su defecto el de alguna maniobra de vuelo, inclinándose ambos por la segunda alternativa: así Lúpin.
El dibujo corresponde a la autocaricatura del propio Guerrero, quien se inspiró en la que le hacía el renombrado dibujante Abel Ianiro. En los años sesenta surge de su inventiva otro dibujo, Joe Flip, que con guiones de José Benavídez encarna a un mecánico de avión protagonista de aventuras ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial en las islas del Pacífico.
Junto a Divito y Dol Guerrero funda Lúpin en 1966. Al fallecer Divito, en un accidente automovilístico ocurrido en Brasil, quedan Guerrero y Dol (que en realidad era Héctor Sídoli) a cargo de esta publicación mensual. Hasta que en las últimas horas de 2006 Dol fallece, dejando a Guerrero al frente de la publicación. Por razones legales, la revista debió cambiar el nombre por el de Pinlu. Lúpin llegó a tener una tirada de 25.000 ejemplares y su fuerte siguen siendo los planos, que sirven para construir tanto un barrilete como un avioncito. ¡Y ojo! Todos con garantía de funcionamiento asegurada.
Guerrero conserva con orgullo una fotografía de Fernando Caldeiro, primer astronauta argentino en la NASA. La foto dice, de puño y letra: “Gracias a la revista Lúpin por la inspiración que me dio todos los meses que la pude leer”. Caldeiro, que vive desde los 14 años en Estados Unidos, se hacía enviar la revista con un amigo que hoy diseña trajes espaciales para la NASA y que se inició con tan singular “sastrería”, aunque no lo crean, en las inmediaciones de Triunvirato y Avenida de los Incas.
Guillermo Guerrero es socio vitalicio del Aero Club Argentino, fue durante muchos años vicepresidente del Círculo Argentino de Humoristas y es, para orgullo de todos nosotros, secretario de la Junta de Estudios Históricos de Villa Urquiza, de la que, además, es su representante ante la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires.
Nuestro amigo es también un hombre de fidelidades: es fiel a su barrio, del que, no obstante ser aviador, nunca ha podido despegar; es fiel a sus afectos y a sus amigos; es fiel a su vocación y fiel a Gardel, a quien escucha todos los días, mientras trabaja, jactándose, sin llegar a fanfarronear, de poseer la colección casi completa de sus discos.
Le decimos a Guillermo, pública e impúdicamente, lo mucho que lo queremos y que nos sentimos honrados de tenerlo como vecino y amigo.

6 de febrero de 2008

El Barrio – Periódico de noticias

El Barrio es una publicación mensual de unas 48 páginas, que se distribuye gratuitamente el primer domingo de cada mes en los barrios porteños de Villa Urquiza, Coghlan, Saavedra, Villa Pueyrredón y Parque Chas. Es una especie de “diario de pueblo” en el que hay notas relacionadas con los vecinos de estos barrios y los acontecimientos que los involucran. Pero lo más importante para los fanáticos de Lúpin es que trae una tira cómica de nuestro aviador personaje. Es que Guillermo Guerrero es vecino de Villa Urquiza y colabora (ad honorem) con El Barrio. En la página donde sale la tira también hay una publicidad de la revista PINLU.


En el número 106 de El Barrio correspondiente a enero de 2008 aparece bastante información sobre Guerrero, la tira de Lúpin sale por primera vez en colores (dibujada y pintada a mano por Guerrero en la actualidad), y también hay varios artículos en los que se lo menciona.


Es de destacar el artículo de Luis Alposta (médico y tanguero de la zona, amigo de Guerrero y que fuera visto dibujado en algún episodio de Lúpin) quien, en este número, comienza a colaborar en el periódico escribiendo una sección llamada “Mosaicos porteños” inaugurada con el título de “Un vecino que vuela alto”. En esta nota, Luis Alposta hace mención a una placa que, el 1 de diciembre de 2007, colocaran en el frente de la casa donde naciera el dibujante. La siguiente fotografía es la publicada por el periódico para ilustrar ese momento:



Es una pena que no hayan aclarado quiénes son los que acompañan al maestro, aunque creo reconocer al “Polaco” con su gorra, detrás de Guerrero.

El periódico puede conseguirse el primer domingo de cada mes en los kioscos especificados en la página web del diario:
http://www.periodicoelbarrio.com.ar/dondeconseguir.asp

Yo lo consigo en el kiosco de Triunvirato y Olazábal, donde lo entregan gratis junto al diario que uno compre.

Para los que viven lejos, existe la posibilidad de que lo reciban por suscripción (en este caso no es gratis, y pueden buscar información al respecto en la web del diario).

En la nota titulada “Siempre hay un motivo para brindar”, se hace un relato sobre la cena de fin de año en la que participaran los integrantes de la redacción del periódico, el día 7 de diciembre de 2007, a la que también don Guillermo Guerrero asistiera. En la foto siguiente podemos verlo sentado en una mesa del sector “fumadores”, despuntando el vicio junto a sus amigos Alposta y Safigueroa (si lo viera Sídoli, que hizo tanta campaña contra el cigarrillo y a favor de la vida sana...).



En este mismo número de diciembre, además, se publica una nota sobre otro prócer del humor gráfico, Guillermo Mordillo, quien visitara nuestro país a fines del año pasado e hiciera una muestra de sus trabajos en la localidad de Villa Ballester.

Lamentablemente a la hora de publicar este post, ya no estaban disponibles en el sitio web del periódico, los archivos con las notas de la edición comentada (enero 2008). Probablemente, en un futuro cercano, se puedan leer en la sección de números anteriores, a la que se accede desde la página principal:



De todas formas, más adelante trataré de postear las notas mencionadas.

Qué bueno que El Barrio (aunque tal vez no seamos de Villa Urquiza, Coghlan, Saavedra, Villa Pueyrredón o Parque Chas) nos haga, mes a mes, un poco “vecinos” de nuestro caro maestro, poniendo a nuestro alcance una tira cómica, otra pieza siempre genial de humor gráfico.